Cientos de mujeres
bañando su tristeza
en las playas azules del recuerdo.
Volvían con su pena prendida
en la solapa agria del olvido,
con su llanto golpeando las cenizas
de aquella oscura adolescencia, noches
para escupir el hambre, donde morderse
la sangre por el fango de una libertad
envejecida en el tiempo,
fantasma mordiéndole a los miedos
de ese fuego perdiéndose en sus pechos.

Y es que esa libertad rebelde y temblorosa
es un juego perdido ya en el tiempo,
tormenta que oculta en los rincones
todo un mundo de promesas para otros,
esa niebla que escupen los cristales
como lluvia de sueños, hechos tan solo
con miseria y podredumbre para estas mujeres
perdidas entre el hambre y la miseria.

Será mejor poner rumbo hacia esa muerte
teñida de turbias soledades, con las sonrisa
mordiéndole los labios y las crudas palabras,
hasta que venga Dios con su magia y su lluvia
de ternura siempre viva,
que les abra la puerta como relámpago de luz
a esa orilla de sueños que todas vienen buscando
entre la nostalgia y la melancolía, huyendo siempre
de se endemoniado mundo que no quieren para nadie.

Que esta tormenta de luz
alumbre los ojos del mundo, dejando tanta ceguera
en la bahía cansada de los tiempos…….

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